Durante el mes de marzo, con la llegada de la primavera, los viñedos experimentan un
auténtico fenómeno natural. El aumento de la temperatura del suelo, las horas de sol y
la humedad, crean el ambiente idóneo para que la vid comience a despertar.
Los viñedos empiezan a recuperarse del invierno absorbiendo agua y elementos
minerales, es entonces cuando la savia comienza a circular por todos los puntos de la
vid hasta llegar a los cortes producidos por la poda. Desde las ramas hasta los
sarmientos se aprecia un goteo constante de savia, es el fenómeno conocido como el
lloro de la vid.
Este proceso suele durar de 7 a 10 días, cuando cicatrizan las heridas. Que este
proceso se produzca en el momento adecuado es clave para que la foliación de la
planta sea la correcta.