Tras la brotación, la vid atraviesa varias etapas durante su proceso de crecimiento. Con la llegada del sol en los meses de abril y mayo, llegan los primeros brotes verdes, en esta etapa de desarrollo ocurre la foliación. Gracias a la fotosíntesis las pequeñas plantas comienzan a acumular moléculas de azúcares y ácidos que serán los que den el toque y la personalidad a nuestra preciada uva.
Durante esta etapa los viticultores cuidan de la vid con la técnica de la espergura, que consiste en eliminar el exceso de los brotes para asegurar el desarrollo de aquellos que se encuentran en los pulgares de la poda.
La siguiente etapa que atraviesa el viñedo es la floración. Esta fase comienza a finales del mes de mayo y avanza en junio, se trata de una de las fases más importantes en el desarrollo de la planta ya que de esta dependerá la correcta fecundación y fructificación de la planta. El clima y las temperaturas suponen un factor muy importante ya que la planta necesita sol y temperaturas cálidas durante esta etapa.
La fecundación y fructificación comienza a finales de junio y es la última etapa de la vid cosechada para vino joven. A principios del mes de julio, las flores comienzan a dar esos pequeños frutos tan ansiados y cuando estos crecen comenzamos la poda para retirar algunos racimos.
El proceso de la vid es un trabajo laborioso lleno de esfuerzo y dedicación que nos apasiona a partes iguales año tras año.
Fotografía de portada de IstockPhoto