Como ocurre con otros árboles frutales, la vid experimenta una fase de reposo durante el invierno, que le permite acumular energía para rebrotar con fuerza en primavera.
El letargo invernal de la vid o dormancia es un proceso natural que comienza después de la caída de la hoja en otoño y se alarga durante todo el invierno. En esta etapa la vid no muestra actividad vegetativa y, desde los ojos inexpertos en viticultura, el arbusto parece estar seco o muerto.
En este reposo, las plantas aprovechan la energía que se destinaría a mantener el follaje a reforzar su estructura permanente: el tronco y las raíces.
¿Qué es la fase vegetativa y el reposo invernal?
El ciclo anual de la vid, como el de otros muchos cultivos, pasa por una etapa productiva y otra de reposo. Las vides para poder ser productivas necesitan un descanso de, mínimo, tres meses.
Por eso, su ciclo vegetativo se puede dividir en dos grandes etapas: la fase vegetativa y la dormición. La duración de ambas etapas es de, aproximadamente, 6 meses.
- Fase productiva: Esta fase comienza en primavera, con la generación de los primeros brotes, y se acaba en otoño, después de la vendimia.
- Fase de reposo: El inicio de esta fase del ciclo de la vid se produce en otoño, con la caída de la hoja. Durante este período de dormancia, las plantas acumulan reservas para sobrevivir el invierno y regenerarse para la siguiente fase.
El viñedo en invierno
Aunque la vid este descansando durante el invierno, el trabajo en el viñedo no se detiene. El trabajo característico de esta estación del año es la poda. Esta tarea es esencial para mantener saludable la planta, controlar su crecimiento y asegurar la calidad de la uva de la próxima cosecha.
Después de la poda y la recogida de los sarmientos, perfectos para asar unas chuletillas de cordero, solo queda esperar a la llegada de la primavera para ver como la vid despierta de su sueño con uno de los momentos más mágicos que se producen en el cultivo de la uva: “el lloro de la vid”.