Con la llegada de la primavera, nuestros viñedos en Rioja Alavesa despiertan después del letargo invernal. La brotación de la vid marca el inicio de un nuevo ciclo, el comienzo de una historia que culminará, meses después, en la vendimia.
Todo arranca con un detalle muy curioso: el “lloro” de la vid. La savia vuelve a moverse por dentro de la planta y sale por los cortes de la poda. Durante el invierno, las cepas parecen dormidas, pero en cuanto suben las temperaturas y el suelo se calienta, comienza una nueva vida en nuestros viñedos. Los primeros brotes, asoman entre las ramas mientras las yemas se hinchan y explotan en hojas diminutas, anunciando una nueva cosecha.
La brotación en Rioja Alavesa suele empezar entre marzo y abril, aunque depende del clima, del tipo de uva, de la altitud y del trabajo que hayamos hecho durante el invierno.
En Bodegas Amador García observamos cada detalle: la temperatura, la humedad, incluso el viento. Todo influye en este primer paso hacia una gran cosecha.
Si te apetece ver cómo acaba este ciclo, lo mejor es probarlo en una copa de nuestros mejores vinos.