Con la llegada de la primavera los viñedos de Bodegas Amador García comienzan a teñirse de verde. El ciclo vegetativo de la vid no descansa y poco a poco comienza su floración hasta recibir los racimos para la próxima cosecha. Una transformación en la que la savia recorre la planta dando paso a las yemas, una especie de algodón que se denomina borra que se ira hinchando y alargando hasta formar pequeñas puntas verdes, tiernas y delgadas, convertirse finalmente en hojas.

Con la subida de las temperaturas y el aumento de las horas de luz comienza el despertar del  los viñedos con los primeros brotes en los viñedos. Es la etapa en la que los viticultores trabajan para evitar las plagas y enfermedades, como la de ácaros, oidio o excoriosis que acechan a la cosecha y cuidan con mimo el terreno para que la planta alcance su etapa final y dé sus frutos para posteriormente elaborar los mejores vinos. Labrando bien los suelos para airear las raíces y eliminar las malas hierbas que pueden dejar sin nutrientes a la vid y después las abonan para enriquecerla con los mejores nutrientes.

Rioja Alavesa es sin duda la definición de tradiciones milenarias en términos de viticultura. Una tierra única repleta de espacios que cada año se colorean de tonos cálidos para ofrecernos un maravilloso espectáculo visual. La brotación de la vid es sólo el comienzo de este proceso increíble, un viaje por la vida en el viñedo que culminará con la vendimia.