Saborear un vino es todo un placer. Pero hacerlo de la manera idónea puede que no sea
tarea fácil. La cepa, la tierra, la fermentación… todo es relevante para que nuestro paladar
reciba una oda de sensaciones y matices que harán que el sabor en boca de cada vino sea
único.

Vino tinto, rosado y blanco.

Para aprender a diferenciar cada cosecha y degustarlo de la mejor manera existe la figura del sumiller o sommelier en francés. Se trata de una persona experta en vinos y en su maridaje. Es quien mejor conoce la carta de un restaurante y sabe cuál es el acompañante ideal para cada uno de los platos. No hay que confundirlo con la figura del enólogo, que es quien crea el vino y se encarga de su elaboración. Ambos son especialistas en caldos, el enólogo conoce cada detalle de su elaboración y el sumiller es quien se encarga de asesorar al cliente en el maridaje.

Disfrutar de los servicios de un sumiller, ya sea en una cata o en una comida, será una experiencia gastronómica inolvidable. La figura del sumiller conoce cada matiz de los vinos que sirve e incluso sabe asesorar en cuanto al tipo de copa que nos hará disfrutar de cada tonalidad del vino que estamos degustando.